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27 de noviembre de 2014

Días de hedor.


Hay un lugar en mí donde se amontona la mierda
Lo sé porque hoy es de esos absurdos días de hedor
Sí, claro que el dolor se acumula
cuando uno no quiere cagar los traumas

Hacemos como que no importa,
tragamos con lo que nos echen,
hay que seguir viviendo a la carrera y perseguido
por una manada de elefantes encolerizados

Pero los jueves me sube por el esófago
todo el olor putrefacto del vertedero del alma
Se me tuerce la sonrisa
y soy una mala persona
y me sobran los años.

28 de diciembre de 2013

Los hombres tristes.

Papá es un hombre triste. Y como hombre triste deprime con sólo una mirada, con sólo unas palabras. Incluso con una sonrisa. Incluso cuando no pasa nada triste.

Estamos en el coche de papá triste. Volvemos a nuestra otra casa. Es domingo por la noche y en la radio suena Michelle, de los Beatles. Estamos todos en silencio y papá triste decide cambiar de emisora justo cuando la locutora de voz con tono dominical está diciendo:

— … y como broche de oro a Rubber Soul en esta serie sobre los grandes discos de los Beatles tenemos esta canción de la que John Lennon dijo que fue su primera canción real. Hay conflicto en la autoría, ya que Paul asegura que la melodía es creación suya…

— No. Deja ésa, la de antes. Me gusta esa canción.

— … pero lo que está claro es que esta oda a su ciudad, a Liverpool, es una bella canción y una de las mejores del grupo. Buenas noches, esto es In my life.

There are places I remember
All my life though some have changed
Some forever not for better
Some have gone and some remain
All these places have their moments
With lovers and friends I still can recall
Some are dead and some are living
In my life I've loved them all

El silencio inunda el coche gélido en esta noche de noviembre. Cruzo los brazos para meter las manos bajo las axilas de mi abrigo. Tengo la mirada perdida. Papá triste gira a la derecha hacia una calle estrecha.

But of all these friends and lovers
There is no one compares with you

Un coche blanco se para en el medio. Pone las luces de emergencia. No podemos pasar. Por un rato no ocurre nada.

And these memories lose their meaning
When I think of love as something new

Un hombre negro sale del asiento del conductor e intenta abrir la puerta de atrás. Se atasca. Papá triste se impacienta.

Though I know I'll never lose affection
For people and things that went before

El hombre finalmente abre la puerta y empieza a desabrochar la silla de un bebé. Del asiento del copiloto sale una adolescente. El conductor le pasa su hija pequeña a los brazos de su hermana. Otro niño pequeño sale del coche. Y papá triste se enfada:

— Joder, no podía ponerse a un lado, tiene que hacerlo aquí en todo el medio y que no podamos pasar. ¡Que no es el único del barrio!

I know I'll often stop and think about them

Nadie en el coche contesta. Sigo observando cómo el hombre negro se despide de sus tres hijos y nos hace un gesto de disculpa antes de reanudar la marcha.

In my life I love you more

Tiene el coche roto por detrás. De repente, me pongo muy triste. “Hay belleza en lo triste”, me digo.

In my life I love you more

— Adiós, papá.

— Que paséis buena semana.

— Igualmente.

Subo a oscuras la escalera que me lleva a casa. Mi hermana sube por el ascensor. Ha sido un fin de semana duro. Ayer me sentí como Holden Caulfield.

Papá es un hombre triste y yo que escribí esto creo que también.

Mamá dice que los hombres tristes mueren solos porque nadie quiere estar con ellos.

No quiero ser un hombre triste, mamá.

A veces la vida nos acaba convirtiendo en quien no queremos ser, hijo.Foto 01-11-13 18 15 38

3 de noviembre de 2013

Ojos tristes.

Tengo los ojos tristes

pero por favor

no te marches



30 de septiembre de 2013

De cenizas.

Me pone triste. Le juro que me pone muy triste cuando me mira con esos ojos castaños y me pregunta un poco avergonzada que si me gustan los sándwiches de tortilla francesa con tomate, que se le han quemado un poco. Y, dios mío, la mentiría si dijera que sí porque en realidad estaban negros y la lengua me estaba sabiendo a ceniza.

No sé. A lo mejor es que es domingo por la noche y no soy consciente, pero ayer me pasó algo.

Ayer tuve que salir de madrugada para ir a trabajar y cuando volví, mientras veíamos una película tumbados en el sofá, me soltó la frase más triste que nunca me ha dicho una mujer, y me han dicho muchas cosas tristes, no vaya usted a pensar que soy nuevo en esto de los declives amorosos. Me dijo:

anoche se te olvidó taparme cuando te fuiste

Entonces se calló y, al ver que no contestaba, apartó la mirada de la televisión para mirarme desde mi regazo, hacia arriba. Y yo no quería mirarla, pero a veces uno tiene que echarle valor aunque duela y la miré y sólo pude decir "lo siento". Y la vi. Vi esa lágrima de primer dolor asomando en sus ojos, y tal vez me lo imaginase, pero me vi a mí también reflejado en ella con la cara demacrada. Fue un instante porque ella no quiso mostrarse débil. Pero la vi. Juro que la vi. Y lo peor de todo es que ni siquiera tenía ganas de abrazarla.

Siempre he pensado que "lo siento" es una bella palabra en castellano, pero yo ni siquiera lo sentía. Y no, después de meses tapándola cada noche con cariño, no se me había olvidado hacerlo la noche anterior. Simplemente, antes de marcharme, la vi destapada y medio desnuda en la cama y me fui. Me fui y nada más. Me fui sin un mísero rastro de compasión o empatía, me fui sin una mísera pizca del amor que me había hecho, años atrás, comerme con mi mejor sonrisa un plato de arroz y pollo completamente calcinado. El mejor que haya probado nunca.

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29 de septiembre de 2013

28 de septiembre de 2013

Cuánto ha llovido desde entonces.

La he visto en la barra del bar.

Ríe con dos chicos mientras su amiga, que lleva pintados los labios de rojo, juega con el pelo.

En un momento de su conversación extremadamente graciosa gira la cabeza desintencionadamente y su mirada se posa en mí.

Les dice algo. Toca a uno en el brazo al hacerlo. Se acerca divertida y sonriente y dice hola. De fondo los tres miran hacia donde estoy sentado desafiantes, prepotentes.

Me late el corazón, pero me hago el sorprendido y logro que no me tiemble la voz al responderla

Hola, qué tal. 

(No escucho nada de lo que viene después. Incluso hablo por inercia, pero ella no se da cuenta. Nunca se daba cuenta de nada importante)

Unos segundos más tarde solamente aprecio que suena nuestra canción en el bar y los dos nos miramos a los ojos en silencio durante quince.

Segundos.

Que se hacen.

Eternos.

Antes de irse otra vez me suelta demasiado contenta, risueña

Cuánto ha llovido desde entonces.

, respondo.

No me sale nada más. Nunca he sonreído tan triste.

Justo después, alguien me agarra las vísceras y las retuerce con fuerza. Siento cómo me estallan bajo la implacable fuerza de esos dedos invisibles. Ella mueve el culo mientras se marcha.

Eres gilipollas, pero te quiero, me digo. Me acuerdo de sus manos. Por qué me acuerdo de sus manos. Me empiezo a inventar recuerdos. Quiero irme a dormir a casa. O mejor: quiero ahogarme en una botella de ron. Pero sólo hay cerveza o una copa y quiero beber directamente de la botella. Desisto. Puto desgraciado.

Los hombres no lloran, pero lloro al llegar a casa.

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Cuánto ha llovido desde entonces. Sí. Hoy no he muerto, mamá. Me voy directo a la cama. Es lo que más se parece a morir. Ojalá que no me despierte mañana. Ojalá que no me despierte mañana. Ojalá que no me despierte...

Pero me despierto y al subir la persiana el día está gris y llueve flojo pero incesantemente.

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Cuánto ha llovido desde entonces.

Cuánto sigue lloviendo.

Cuánto va a llover.

Cuándo dejará de llover.

Quién.

Me hago un café. Miro al infinito de nada. Estoy en bata y al pensar que la vida sigue me repudio por haber llegado a ser tan pelele. Por haber llegado a ser tan patéticamente pusilánime.shame13

Agosto de 2013

29 de agosto de 2013

Dos pájaros de un tiro.

Escupo sobre nuestra tumba
calado hasta los huesos
Cuando llega el fin
empiezan las preguntas

Me arden los porqués en las entrañas
como una puñalada infinita
Se me desgarran las ganas
se me dispara el arma

Quizá mañana no escupa
El recuerdo permanecerá latente
las preguntas quedarán sin respuesta
exhumarán nuestros huesos
nos cruzaremos como extraños en el Metro

Y tal vez pasado mañana
alguien se pondrá a cavar

11 de noviembre de 2009

Llueve en mí.

Soy el murmullo de la lluvia al caer, refugio en la intemperie.

Soy olor a tierra mojada, rayos y truenos.

También soy paragüas secos, abrigos cerrados hasta arriba, guantes que no me dejan sentirte la piel y bufandas para nuestros cuellos.

Soy otoño, octubre y noviembre; equinoccio, cambio de hora, frío y mantas a los ojos de tormentas.

Soy todo en la melancolía de estos días.

Soy todo, menos vaho entre labios.

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