28 de septiembre de 2013

Cuánto ha llovido desde entonces.

La he visto en la barra del bar.

Ríe con dos chicos mientras su amiga, que lleva pintados los labios de rojo, juega con el pelo.

En un momento de su conversación extremadamente graciosa gira la cabeza desintencionadamente y su mirada se posa en mí.

Les dice algo. Toca a uno en el brazo al hacerlo. Se acerca divertida y sonriente y dice hola. De fondo los tres miran hacia donde estoy sentado desafiantes, prepotentes.

Me late el corazón, pero me hago el sorprendido y logro que no me tiemble la voz al responderla

Hola, qué tal. 

(No escucho nada de lo que viene después. Incluso hablo por inercia, pero ella no se da cuenta. Nunca se daba cuenta de nada importante)

Unos segundos más tarde solamente aprecio que suena nuestra canción en el bar y los dos nos miramos a los ojos en silencio durante quince.

Segundos.

Que se hacen.

Eternos.

Antes de irse otra vez me suelta demasiado contenta, risueña

Cuánto ha llovido desde entonces.

, respondo.

No me sale nada más. Nunca he sonreído tan triste.

Justo después, alguien me agarra las vísceras y las retuerce con fuerza. Siento cómo me estallan bajo la implacable fuerza de esos dedos invisibles. Ella mueve el culo mientras se marcha.

Eres gilipollas, pero te quiero, me digo. Me acuerdo de sus manos. Por qué me acuerdo de sus manos. Me empiezo a inventar recuerdos. Quiero irme a dormir a casa. O mejor: quiero ahogarme en una botella de ron. Pero sólo hay cerveza o una copa y quiero beber directamente de la botella. Desisto. Puto desgraciado.

Los hombres no lloran, pero lloro al llegar a casa.

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Cuánto ha llovido desde entonces. Sí. Hoy no he muerto, mamá. Me voy directo a la cama. Es lo que más se parece a morir. Ojalá que no me despierte mañana. Ojalá que no me despierte mañana. Ojalá que no me despierte...

Pero me despierto y al subir la persiana el día está gris y llueve flojo pero incesantemente.

shame12

Cuánto ha llovido desde entonces.

Cuánto sigue lloviendo.

Cuánto va a llover.

Cuándo dejará de llover.

Quién.

Me hago un café. Miro al infinito de nada. Estoy en bata y al pensar que la vida sigue me repudio por haber llegado a ser tan pelele. Por haber llegado a ser tan patéticamente pusilánime.shame13

Agosto de 2013

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