5 de agosto de 2012

Érase un domingo.

Los domingos son los días oficiales para echar de menos. Y así a lo largo de toda tu larga y rebosante de recuerdos vida. Eso es así. Los domingos son un sinsentido. Los domingos son para masoquistas. Se alimentan de la nostalgia, de los recuerdos, de los románticos, y no dan ardores, dan melancoligitis aguda.

A mí, como miembro de Melancólicos Anónimos, como campeón del mundo en lo que a echar de menos se refiere y como poseedor de dicho récord mundial, que lo bato día sí día también, los domingos me provocan alergia. Mucha. Los domingodio.

Hoy en día no me hace falta mirar un calendario ni pensar en ello para saber que estoy viviendo las 24, que parecen 48, horas de un asqueroso domingo. Mi cuerpo ya lo sabe, como diría el espiritualoide Paulo Coelho "todo mi organismo conspira para tocarme las narices los domingos". Mi biorritmo se pone de luto y ponte tú a estudiar o a vivir o a lo que sea que te apetezca y que hoy no vas a hacer porque no te sientes con ganas de nada. Estás eso, desganao'. Como mucho erosionas el techo de tu habitación con la mirada desde tu posición horizontal en la cama. Y da gracias, a veces sólo duermes y duermes, que al final te sale el domingo por la culata y te sienta ídem porque te tiras hasta las tantas de la madrugada domingueando, dícese de realizar todas las acciones típicas de domingo tales como picar entre horas por puro aburrimiento, escuchar música deprimente, leer mensajes antiguos, fotos antiguas, etc., etcétera, etc.

En definitiva, que me cago en los mierdomingos, como ellos en mí. 52 veces al año, unas 4160 hasta que muera o me mate un puto séptimo día.

Dios, descansó el séptimo día de la semana después de crear el mundo, así que tal vez la culpa, para variar, sea suya, que se tumbó en su trono hecho de nube, se puso a tocárselos a dos manos y ahora estamos pagando toda la humanidad a lo largo de generaciones y generaciones su pereza. Y encima los hay que van a misa para agradecérselo. Dios es el primer vago del universo, si es que, efectivamente, existe.

Escribo hoy esto porque el vigésimo octavo domingo del año 2012 me ha hecho enfadar. He escrito mucho sobre este odiado día y estoy intentando reunir todas las sensaciones aquí, en plan ‘Carta a los domingos’, y también he descubierto que no soy el único que exterminaría a todos los domingos del planeta, pero claro, si lo hiciéramos, los sábados serían los nuevos domingos y eso sí que no.

Así que sólo me queda esperar a que alguien me salve, a que alguien me rescate. Me ha secuestrado un domingo y quizá la única recompensa sea un buen café y una conversación interesante que me haga sentirme lunes renovado. De lo que estoy seguro es de que, para que alguien me salve de un domingo, tiene que ser alguien muy especial, no vale cualquiera.

Y no hay buenos domingos, hay buenas personas que hacen domingos agradables. Ésos son los domingos de manta y peli con la novia y aún de resaca o los domingos de charlas semifilosóficas, o no tan semis, sobre las cosas cotidianas de la vida o las surrealistas o las de sentirse identificado o las de dejarse de sentir raro porque alguien tiene el valor para contarlas. Con café y buena música. O con una Heineken. Lo que sea, lo que te guste, lo que te apetezca y te haga sentirte bien. Ésos son los buenos domingos, ésas son las buenas personas con las que compartir domingos, lunes, martes, miércoles y todos los días de tu vida. El resto de domingos, Prozac o tiro entre ceja y ceja.

Personalmente, me gustaría que alguien viniera y me matara el domingo. Me alegraría que alguien me follara un domingo. Me llenaría por dentro decirle a alguien "ven y sálvame el domingo" y que viniera y me lo salvara. Y a mí. Que alguien me dijera "quiero ser la que te salve el domingo". O ser yo el que te salve los domingos todos los días de tu vida o hasta que el próximo domingo nos separe.

atardecerlluvia

Domingo, 5 de agosto de 2012

3 comentarios:

Charlot dijo...

Muy genial Rubén. Has conseguido que en unos minutos se me contagie tu mal estar, que me ria, que añore...incluso que repita en alto varias palabras como mierdomingo jajajaja

Los poetas, tanto robar Abriles y primaveras enteras, y no les da nunca por los domingo. Espero que te rescaten pronto, síguenos informando!!!

Rubén dijo...

Muchas gracias por tus palabras, Carol :) Me alegra haberte provocado todas esas sensaciones ;)

Un beso!

I.L* dijo...

Gran texto! Me has removido algo por dentro. Y me quedo con la frase "No hay buenos domingos,hay buenas personas que hacen domingos agradables". Ojalá que nos salven todos los domingos de nuestra vida.Por ahora tus entradas han salvado mi miércoles! jaja
Un beso! ;)

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