Desearía no despertarme mañana
y, a partir de ahí,
ya nunca más.
Soy un débil, un cobarde,
el que se acurruca y llora en la trinchera
mientras los demás pelean.
Hay días que cojo mi arma
y me resigno a ser feliz.
Hay días que agarro una granada enemiga
esperando a que me acabe.
Por qué hay tanta gente mala.
Por qué hay que soportarla.
Me duele la guerra y el buenismo,
pero quién decide lo que es bueno
y lo que no lo es.
Quizá yo soy malo,
para empezar no estoy combatiendo,
aunque el enemigo seamos todos
y uno mismo.
Me hundo en el barro,
sólo espero que un tanque no me vea en el fango
si es amigo
o me vea si no lo es
y me remate.
y, a partir de ahí,
ya nunca más.
Soy un débil, un cobarde,
el que se acurruca y llora en la trinchera
mientras los demás pelean.
Hay días que cojo mi arma
y me resigno a ser feliz.
Hay días que agarro una granada enemiga
esperando a que me acabe.
Por qué hay tanta gente mala.
Por qué hay que soportarla.
Me duele la guerra y el buenismo,
pero quién decide lo que es bueno
y lo que no lo es.
Quizá yo soy malo,
para empezar no estoy combatiendo,
aunque el enemigo seamos todos
y uno mismo.
Me hundo en el barro,
sólo espero que un tanque no me vea en el fango
si es amigo
o me vea si no lo es
y me remate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario