1 de agosto de 2012

Fue bonito mientras murió.

Quitando las horas de dudas rasgándome las entrañas fue bonito.

Esas conversaciones más o menos profundas tumbados en la cama o en el sofá, en el césped de un parque, sentados en un banco de otro parque, en el bus o en el Metro… todas esas conversaciones me llenaban.

Darnos la mano y entrelazar nuestros dedos al hablar o al caminar, besos a modo de interrupciones cariñosas, preguntas que te lanzaba al aire, preguntas que me hacías y yo esquivaba con otras preguntas-respuesta hasta que llegaba un punto en la conversación laberíntica en el que discutíamos por una tontería filosófico-moral y terminábamos por esquivarnos también la mirada, pero sólo un rato porque al final nos queríamos, o al menos eso parecía, y no podíamos reprimir las ganas que teníamos de volvernos a besar y abrazar y de reír con tus payasadas a veces y las mías casi siempre, como ese hombrecito dedos al que le encantaba escalar por todo tu cuerpo. Me mirabas raro cuando entraba en acción, pero sabía que en el fondo te hacía gracia y terminabas dándome la razón con una sonrisa que me encantaba o con tu risa, que me sonaba a música.

Olvidaré muchas cosas concretas, como ya las he olvidado, pero no olvidaré lo que me hacías sentir. Como primer gran amor no estuviste mal. Me mataste y amaste a partes iguales, sólo que me mataste demasiado pronto por primera vez y ya fui a remolque el resto del tiempo. Y es que la confianza es como la virginidad: una vez la pierdes, ya no hay vuelta atrás.

En fin... Odio que me digan "en fin".

KeithAnitaa

1 de agosto de 2012

No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails