3 de diciembre de 2010

A ti.

Nadie dijo que fuera fácil. Estábamos avisados. Pero aún así nos entregamos y nos dejamos llevar por el viento de nuestros sentimientos.

Ahora todo ha acabado. Es un poco como que se junta todo, ¿no?. Una quiere a otro pero el otro no tanto. Luego el otro se queda pillado y decide intentarlo, pero entonces la una ha perdido la ilusión del principio. Tal vez no sea excusa, pero es lo que pasó. Los papeles se cambiaron y la ilusa se convirtió en hastiada y viceversa. No es la primera vez que me dejan o que dejo a alguien, pero sí es la primera vez que es alguien tan importante. 11 meses de mucho cariño. 3 más de amor. Hemos vivido muchas cosas. Y supongo que es normal que todo me recuerde a ti. Que me ponga los vaqueros o las camisetas que fui a comprar contigo por Madrid el 18 de septiembre y no pueda evitar un nudo en el estómago. Que ese pueblecillo me recuerde a ti. Que cada 15 de octubre ya sepa lo que me va a pasar por dentro. Que me ponga a pensar en un 27 de mayo tan mágico. Que no me ponga el colgante que me quitaste para tener algo mío porque aún huele a ti y no quiero que se vaya el olor. Que me dé hasta miedo que el propio olor del ambiente se lleve tu aroma de él... Que unos billetes de autobús, un recorte de periódico con recetas, unos pases de la piscina y cosas así sean una prolongación de tu ser. Y es que eso. Cuando una persona está tanto tiempo en tu cabeza, incluso aunque no quieras, cuando se va, es como que se va parte de ti. Deja un enorme agujero ahí en el pecho donde antes estaban todos los segundos que gastabas pensando en ella. Desde estar comiendo y verla sonreír en tu cabeza hasta la cantidad de proyectos y sueños que te gustaría vivir a su lado. Y claro, de repente todos esos proyectos se convierten en polvo o en recuerdos que nunca existieron ni existirán. Y duele. Mucho. Es como si te arrancaran un brazo. Como cuando a una persona que lo ha perdido le pica, pero no puede rascarse porque no está. Como alguien que tiene Alzheimer, que sabe que se olvida algo, pero no sabe el qué. Es esa impotencia, ese no poder hacer nada. Saber que por mucho que te preguntes o que le busques una explicación, no vas a llegar a nada. Sólo a que ya todo eso se acabó.

A mí me gustaría seguir abrazándote. Vivir más cosas contigo. Poder seguir disfrutando de esta nueva etapa por la que estábamos pasando. Pienso que apenas la he podido saborear. Me queda esa espina de saber qué pudo ser y no fue. 

Escribir me sirve para desahogarme. También hablar contigo y decirte lo que pienso para soltarte todas mis sinceridades, las que nunca me he atrevido a decirte, las más puras, en el fondo las más importantes. No lo hago a propósito, es solo una terapia. No te molestes.

He necesitado, por eso, de abrazos de mi familia y probablemente de mis amigos los necesitaré. Las charlas de mi madre. Eso sí que es una gran terapia. Es la mejor. Siempre sabe que decir. Lo que siente la gente. Más de una vez me ha hecho llorar de tanto abrirme los ojos con sus consejos y verdades de quien ha vivido mucho. En el fondo nos parecemos bastante. A pesar de sus broncas, que son necesarias, sé que tiene toda la razón y ya estoy empezando a agradecerle muchas de las cosas que me enseña.

Y a todo esto, hace un frío de cojones, y ahora, que es cuando más necesito tu calor, de ti, cuando más añoro tus brazos, cuando más siento eso que tanto me gusta porque sé que eso quiere decir que te quiero, cuando más te echo de menos... ya no estás.

Es ley de vida. Para saber hay que fallar. Me has dado experiencia y ojalá no me la hubieras dado, pienso ahora, porque como leí una vez "experiencia es lo que obtienes cuando no obtienes lo que quieres". Aunque me has hecho mucho daño, también me has hecho feliz y espero que algún día, cuando nos recuerde, lo que más me quede, sea lo bueno. Tu preciosa sonrisa, tu melena rubia, cuando ponías esa voz de niña pequeña, cuando te acurrucabas a mi lado...esas cosas.

Ya te lo he dicho pero es verdad. Ojalá algún día te cures del todo y seas feliz. Ojalá encuentres a alguien que no se aleje de ti por esto tuyo de los caprichos. Cambia eso. Yo lo he intentado. Y por eso quizás he sido quien más ha estado contigo, porque pensé que podría cambiarte. Hacerte feliz... No creo que nos faltara nada para haberlo sido. Sólo un poco de fe.

Ahora lo mejor es que estemos un poco distantes, pero por favor, no te alejes de mí. No creas que me voy porque te odio. Si me separo es porque ahora es necesario hasta que se enfríe todo. Son muchos sentimientos. Intentarlo otra vez sería masoquista e insano. Y ya sabes, como te dije una vez, me siento un poco Jacob. El sarcástico y masoquista Jacob. Pero hasta en la ficción estamos destinados. Destinados a cosas diferentes. A personas diferentes. Y mira que tiraría el libro por el retrete si eso fuera suficiente para tener la certeza de que eso son sólo cuentos...

Crecer es aprender a despedirse. Hace tiempo que lo leí y cuanto más mayor me hago, más me doy cuenta de que es verdad. "Darte cuenta de que crecer va a significar despedirse de personas, situaciones, emociones, memorias, ilusiones, amigos, familiares. El día que te das cuenta de que hoy te despides mejor que hace un año. Que ya no te sorprende que la gente desaparezca de tu vida. Ese día estás aprendiendo a decir adiós, ese día estás creciendo. Cuando asimilas que todo está de paso en tu vida, vives cada día de ese paso como algo inesperado. Te sorprendes, te encoges de hombros y lo disfrutas, porque sabes que es probable que sea el último día de esa experiencia, persona o relación en tu vida." Que hay que perder el miedo. Estar orgulloso de los fracasos. Saber que cuando tomas un riesgo puedes sufrir su no-éxito. Porque para avanzar hay que aprender de los errores. Porque alguien que no ha sufrido en el amor no sabe lo que es amar. Porque alguien que no sabe odiar no puede saber cuándo quiere a alguien. Y hay que convivir con cosas como lo de recordarte cada vez que pase por cualquier rincón en el que estuvimos, como lo de sentirme un poco traidor al decir "te quiero" a otra persona, que ya como que lo tienes que cambiar, que si no duele un poco, o lo de "rubia", o lo de "bicho"... Cariños ya usados con otros amores. Pero ya ves, así es la vida. Hay que cerrar ciclos y abrir otros.

Yo hasta que no se llene ese vacío que ha quedado con otras rutinas u otras personas, seguiré yéndome a la cama con el cojín con el que dormía cuando te echaba de menos, recordándote en cada canción desde un "si supieras cuánto tiempo gasto al día para no pensar en ti", pasando por "al principio abriste un mundo nuevo. Ahora eres las pilas para vivir en el que tengo", hasta  " fuiste un putón pero eras my love" o "de ser tu Robinson y de que tú seas mi viernes"... y así con infinitas canciones. Seguiré recomponiendo mis ilusiones, recogiendo los pedacitos que han quedado esparcidos por ahí, otra vez, y tomando flores de Bach. Escribiendo sentimientos, frases ("Nothin' On U", "Let's make new memories", "El día en que no ame demasiado, amaré demasiado poco"...), tocando mi guitarra contigo bailando en los acordes, viéndote en la piscina, sonriendo como siempre... Sí, eso. Eso me gustaría. Que hagas honor al nombre que te puse en mi intimidad " La chica de la sonrisa fácil". Así que ya sabes, con esas tonterías y vocecillas de niña pequeña, acurrucada, como cuando éramos nosotros...

sólo RiE.

Que quede el cariño.

Everything's gonna be alright :)

Rubén.

No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails