Éste de aquí —digo mientras recorro suavemente con el dedo índice sus piernas y su sexo— es mi Triángulo de las Bermudas.
Ella se ríe relajada mientras me mira.
—Llevas mucho tiempo perdido. Dudo que te encuentren ya.
—Ésa es la idea. Quedarme a dormir en este triángulo de placer infinito.
—Empieza a hacer calor en las Bermudas.
Media hora después le confieso:
—Lo que más me gusta de ti es que puedo decirte cosas como "siempre te sabe el coño a canela" sin que me mires como si fuese un pervertido al que hay que exterminar.
Sin decir nada me la chupa y nos dormimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario