Fin de (d)Año.

Hola 2010.

Esta vez te toca a ti aguantar mi discurso (a mí me ha tocado aguantarte 12 meses). Además, tu madre ya me escuchó por última vez un día como hoy.

Antes de nada quería decirte que no sé cómo lo hacéis los de vuestra especie pero últimamente nacéis y morís igual. Llegáis envueltos en una gruesa capa de buenas expectativas que huele a dulce avellana, pero al final siempre os perdéis con papi Pasado reenvueltos en la misma mierda que os dio a calendario. Será esa parte de vosotros llamada otoño-invierno que tanto me afecta. Además, ya sabes, tu parto fue difícil, la cesárea te abrió un pequeño desamor en toda la cabeza y, mientras tus días lo recomponían, yo me alimentaba de otros clavos de esos que sirven para poner más parches a aquellos intentos de olvido. Pero eso no era nada comparado con lo que vendría después. Creo que tus segundos, minutos, horas, días, semanas y meses y yo nos subimos demasiado tiempo al carro de la Ilusión y ella es muy caprichosa e impredecible, ya deberíamos saberlo. Pero nos dio igual, así que otra vez se tornó en su bipolaridad y nos dijo adiós con su ilusoria manita, toda sonriente ella, desde ahí arriba en su pompa reluciente, viendo cómo caíamos al vacío, ellos con la misma cara de siempre (al fin y al cabo son tiempo, ¿qué otra cara iban a poner?) y yo con cara de tonto.

Dicho esto, me has visto hacerme mayor de edad y has observado mis primeros pasos en la universidad y, a nivel cultural o como algo excepcional, me llevaste por lugares soñados como Londres, por playas entre amigos y por rincones a los que volver ahora mismo sería como abrir la cicatriz más reciente.

Debo confesarte también que te me has pasado rápido. Cada vez sois más fugaces. Por eso y por muchos más motivos, a partir de ahora haré una cosa: arriesgar y disfrutar del tiempo que se me ha dado. Mi madre, algún libro y Leiva en su concierto nos animó a ello. A arriesgarse a perder, porque es la única forma que se tiene de ganar. Y a disfrutar. Y yo me propongo poder llegar al fin de cada día y saber que la mayoría de veces podré afirmar "hoy ha sido un gran día".

¿Sabes? No podría resumir la cantidad de música que he escuchado, bailado, tocado y cantado en este tú. Así que intentaré dejarte una sola canción de todas las que me han enamorado varias veces y de formas diferentes sólo para que la escuches por última vez. Pero sí podría decir un libro: "El sentimiento negativo".

Y aquí estamos, como siempre, haciendo balance de otro año que te nos vas. Y ahora es cuando digo lo de que he aprendido de la vida muchas cosas, lo hago exponencialmente, pero como leí una vez "experiencia es lo que obtienes cuando no obtienes lo que quieres". Tú ( y no tú 2010, pero sí en ti) me has dado mucha experiencia. Ojalá no me la hubieras dado. Pero así son las cosas. Ahí está la "gracia". Conocer tus 80 años de vida desde que naces no tendría mucho de interesante o divertido. Pero bueno, Dosmildiez, de ti me quedo con un verano increíble, con la familia, mis amis, el poder llegar a la uni, la música, los placeres, los buenos momentos con ellas y contigo y ese postrero concierto de Pereza. En resumen, esos momentos que recordaré ya con mis arrugas en la frente y en el alma, recostado en una mecedora y riéndome yo solo, sonriéndome para adentro. Eso es lo que quedará de ti.

Ahora sólo espero que este sea el mejor Fin de (d)Año posible porque yo, a pesar de todo, seguiré siendo como soy: un personaje, un loco, un filósofo, un bromista, un irónicosarcástico, el frívolo, el moñas, el romántico, etc, pero ante todo, buena persona porque Dios los crea y nosotros nos juntamos. Y tendré deseo por mejorar en ello porque puede que algún día todos recojamos lo que sembramos, y tal vez conozca a alguien que venga a recomponer todas mis ilusiones, y quizás, sólo quizás, algún día lo prometido dejará de ser duda y de doler a destiempo. Hasta entonces sólo sé una cosa: te prometo que este año, este tú, la uva doce te la dedicaré con un elegante y ruidoso pedo y mi habitual carcajada de banda sonora. Feliz recuerdo (olvido). Hasta siempre, el que aún te vive y vivió. Yo.