15 de marzo de 2009

Son cosas de una fe ciega...

Ilusiones creadas, ilusiones rotas, ilusiones vanas.
Falsas, sin sentido, simples cebos usados por la esperanza que llena los corazones de los que no se dejan guiar por su mente.
Juegan con un tal vez que ciega las acciones del iluso que rebosa de pensamientos de futuro.
Estos pensamientos parecen tan cercanos y palpables que cuando llega el momento de vivirlos y no soñarlos, y no transcurren como imaginamos, toda nuestra estructura emocional se derrumba y aparece la desilusión que nos invita a volver a la realidad.
Entre lágrimas reflexionamos y deseamos regresar al pasado y cambiarlo todo, pero no es posible, y si lo fuera la vida perdería su aura de misterio y las decisiones y elecciones perderían su poder.
Así que nos decimos que no volveremos a caer en ese error. Pero es inevitable. Caemos, repetimos, estamos presos.
Como decían por ahí: llora hasta que alguien te haga sonreír, sonríe hasta que alguien te haga llorar.
No hay fin.

La gente dice: de ilusiones se vive!...
...pobres ilusos...
yo digo: de ilusiones se muere...

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