14 de agosto de 2016

La rosa.


Hay una rosa seca en mi pecho
de casi todos sus pétalos desprovista
que se consume y consume
sin piedad y sin pausa

La rosa ya a pocas la entrego
aunque siempre con mi vieja sonrisa
Pero quién acepta un regalo triste
sin colmarse al hacerlo de la más grande aflicción

Así mi flor cae y se deshace
y sus restos multiplican la desazón,
anticipan la soledad del largo camino,
hunden en los malos pensamientos

Todos moriremos solos, me digo,
pero qué hay del compañero
Cómo no vivir solo si la rosa
se marchita más y más a cada fracaso

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