2 de noviembre de 2012

No hay que forzar.

«La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio»

Nadie me avisó de este no saber qué hacer. Ni siquiera la letra pequeña hablaba de este no saber qué sentir después de todo. Ahora que estoy totalmente inmerso en este paréntesis emocional puedo hablar de ello. Cuando uno ya ha vivido al abrazo de una sola persona, cuando uno ya ha llorado un hombro por vaciarse de todo entre botellas de alcohol, cuando uno ya lo ha sido todo por momentos se hace muy difícil el volver a empezar de cero. Imagínate haber subido a la cima del Everest con lo que te ha costado y va un muñeco de nieve cabrón y de una patada al pecho te ha hecho caer nada más llegar. ¿Y ahora qué? ¿Y ahora quién va a subir? Y lo peor es que por lo largo del camino y el golpe en la cabeza al caer se te ha olvidado cómo se hacía. Y que tampoco tienes ganas, la verdad. Te apetece hacer otras cosas que no comprometan tu salud mental. Un poco de cine. Un poco de música. Un poco de Cortázar. Amigos. Fútbol. Hacer ejercicio. Pasar de todo. Pasar de todos. Libertad. Cero preocupaciones.

Pero cuando te pica la función vital uno empieza a preguntarse si vale la pena un poco de problemática a cambio de una buena dosis diaria de placer. Y entonces vienen los no saber si dar la mano, los besos inseguros no vaya a ser que se piense que me estoy enamorando o no me vaya a enamorar yo y otras cosas por el estilo. Te sientes raro. No sabes si volver a tu pompa o engañarte. Yo que siempre he sido muy sincero, primero conmigo mismo y después con los demás, suelo decidir a favor de mi burbuja. Al menos de momento.

De una cosa estoy seguro, y es un constante en mi vida últimamente: no hay que forzar. No hay que forzar las cosas. No hay que forzar lo que uno siente. Las cosas tienen que fluir. Si te apetece, bien. Manta y peli. Y si no, pues nada. No pasa nothing. Sábado sabadete, camisa nueva y… calcetines limpios.

2 de noviembre. Año 2012.

«A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto»

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Comento en esta entrada, pero simplemente decirte que me encanta cómo escribes el sentimiento que le pones y que no te importa mostrar lo que piensas o al menos eso parece.
Con naturalidad pero muy bien, genial.Además,te he visto también por youtube (a raíz de ahi descubrí este blog)y aparte de cantar muy bien tienes buen gusto musical(te lo dice una perezosa incondicional).
Sigue escribiendo así y también con la música.
Espero que algún día se te reconozca.

Elena

Rubén dijo...

Por si algún día lo lees, Elena: muchas gracias, me ha gustado un montón tu comentario.

No soy de los que suelen dar besos a anónimos, pero esta noche haré una excepción.

Un beso (:

Related Posts with Thumbnails