Noche de amores placebo.

Dos ojos negros. Como esta noche de amores calcinados.

Tu mirada esconde más que ve, pero yo tampoco veo nada ahora. Hace tiempo que quedé ciego por una mujer. Me arrancó hasta el último órgano al que aún le quedaba algo de visión. Y esta miopía provocada, este desenfoque producto de la botella, no es más que solidaridad con mi alma.

Ya no distingo tu boca, que está otra vez en la mía. Te beso por la inercia de las ascuas que han quedado.

Tu labios siguen sabiendo bien si cierro los ojos, si me ciego a propósito, pero nunca he sido de los que se creen sus propias mentiras, ahora las tuyas.

***

El último aliento siempre huele a mentira y me susurra en el oído el número maldito que siempre nos acompañó.

En esta noche de amores placebo tú has sido mi recaída.

Se acabó la metadona para saciar tus mentiras, para dormir el recuerdo y resucitar el olvido.

Eres la peor mierda que he tomado nunca.

7 de septiembre de 2011