31 de diciembre de 2009

Bye, bye o9.

Este año no escribí carta a Papá Noel, tampoco a los Reyes Magos. No es una cuestión de edad ni pérdida del sentimiento navideño y toda esa historia. No. Este año me estaba reservando para ti, 2oo9. Sí, para decirte adiós con una pizca de amargura y con otro tanto de alegría.
Cuando estabas a punto nacer, los últimos días de tu mami 2oo8 me auguraban un año de grandes proezas. A todos los niveles. Yo estaba muy ilusionado por ello y, champán en mano, despedí a tu mami y te conocí a ti. Pero no me bastaron más de un par de semanas para darme cuenta que les había salido un hijo gilipollas a tu mami y a tu padre, el señor Tiempo.

Fueron tiempos difíciles. Pero en los últimos meses maduraste, y yo contigo. Pese a tanta mierda que me has hecho pisar me queda la experiencia, el error, los lazos familiares, la salud, la amistad, el noamor… y al fin y al cabo, eso es lo más importante.

Así que hoy, día 31 de ti, a las doce y algo de la noche, te despido con la mano izquierda (que la derecha se la dejo a tu hijo) y te doy las gracias por hacerme vivir lo que muchas veces no quiero ni oír.

Hasta siempre. Una persona,

Yo.

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